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Quería explorar algo nuevo, algo que la hiciera sonrojar y le diera placer. Se reía al pensar que nadie sabría que llevaba su vibrador Petite Wond-Her dentro de sus suaves bragas. La suave silicona del pequeño vibrador le resultaba muy agradable al tacto. De hecho, se calentaba a su temperatura corporal, haciéndolo sentir como si perteneciera a la hendidura de sus piernas. A veces se olvidaba de que lo llevaba puesto hasta que activaba la vibración. Ahora, casi nunca iba a ningún lado sin él. La hacía sentir poderosa, completa y en control de su propia satisfacción.
Metió la mano en sus bragas y mantuvo presionado el botón de encendido para activar la vibración silenciosa. Pequeños temblores se alejaron de su clítoris como una piedra arrojada a un estanque. Presionó el botón nuevamente para recorrer siete patrones de vibración hasta encontrar su favorito. Luego deslizó sus dedos y dejó que el placer pulsante hiciera su magia en su región más íntima. Pensó que iba a explotar. Las vibraciones subieron y bajaron, acercándola al clímax. Contuvo la respiración y pensó en lo bien que se sentía. Y nadie a su alrededor lo sabía. Caminó hasta que sus rodillas se sintieron débiles. Se incorporó y se llevó la mano a la boca; no confiaba en sí misma para no gritar mientras su orgasmo se acercaba cada vez más. ¡Oooohhhhhh! Contuvo la respiración mientras una, dos, tres oleadas de poderosos orgasmos, consecutivas, la llenaban de maravilla sensual, dejándola caliente y húmeda. Esto iba más allá del simple placer sexual: era místico, especial, maravilloso.
